head

lunes, 3 de noviembre de 2025

En el silencio de la noche

 Adrian Vandenberg: My Whitesnake Years 
Sala Capitol, Santiago de Compostela. 02/11/2025

Texto y fotografías: Tony Torres.

Por motivos de salud no fue posible asistir al concierto de la Sala Capitol de Santiago en la noche de ayer, por lo que la asistencia del guitarrista Tony Torres (Malditos Pendejos, Five Strings Band) nos da una perspectiva nueva de este evento, y esto es lo que nos cuenta sobre lo sucedido en la noche de la capital gallega, no se puede pedir más.

Con un repertorio como este nada puede fallar. Debo reconocer que no es mi etapa favorita de Whitesnake, pero aun así me encanta y me trae a la memoria demasiados recuerdos, todos ellos fantásticos.

Me parece una gran idea que Adrian Vandenberg recupere estas canciones. Aunque no sea el autor de algunas, formó parte de aquellas giras y tiene todo el derecho de representarlas. Además, es una fiesta para sus seguidores —entre los que me incluyo—, así que My Whitesnake Years ya es una realidad y merece la pena.

Un domingo en la Sala Capitol de Santiago es el día elegido, y no podía haber mejor lugar para semejante concierto. Para los que tenemos complicado asistir a eventos por trabajo, un domingo es perfecto.

Muy buen ambiente para ser un día difícil: alrededor de un 60% de la sala, y con una mayoría de público que superábamos los 50 tacos, lógico. Este era un concierto totalmente old school. Cuando salieron estas canciones éramos veinteañeros, y ayer, aunque no físicamente, volvimos a serlo mental o moralmente.

A las 21:00 sale la banda al escenario, y ya pintaba que sería una gran noche. Bad Boys sirve como un gran arranque, aunque algo me sorprende: el sonido es bastante malo para ser en la Capitol, una sala que suele sonar tremendamente bien y rara vez defrauda. Aun así, la esperanza de que mejore seguía ahí.

Van cayendo los temas y la cosa no mejora mucho. Persiste esa “pelota” de graves y un volumen demasiado bajo para ser hard rock, al menos desde donde estábamos nosotros.

Caen grandes temas como 'Love Ain’t No Stranger', 'Here I Go Again', 'Is This Love', 'Fool for Your Loving', e incluso maravillas de su etapa en solitario como 'Your Love Is in Vain', que me encantó escuchar. Pero el sonido, aunque aceptable, no era bueno, y eso te deja un poco a medias como espectador.

Si algo es destacable del concierto, sin duda fue Mats Levén. Su trabajo vocal fue digno de una gran noche. No es Coverdale ni pretende serlo, interpreta las canciones tal como son, dándoles un toque personal, pero ciñéndose siempre a las melodías originales. De lo contrario, sería raro escuchar esos himnos de otra manera. Para mí, un trabajo excelente, tocar cada noche ese repertorio es más que exigente para un vocalista. El resto de músicos, sobresalientes. Tremendo animal el batería Koen Herfst, que tocó con una intensidad desbordante.

Ahora bien, ¿qué tal Adrian Vandenberg? —se preguntará quien lea esta crónica y no asistiera a los conciertos por España.

Pues siendo honesto, me dejó algo confuso. Entiendo que ya tiene 72 años (aunque ni de broma los aparenta; parezco yo más mayor que él), y es increíble verlo así de bien. Pero hay cosas que no se deben pasar por alto: algunos solos de guitarra forman parte esencial de la canción, y esos se los sabe tararear hasta el charcutero de mi barrio. No puedes tocar 'Is This Love' y no saberte el solo; es como si el cantante decidiera cantar otro estribillo de repente en un hit mundial. Eso le sucedió en varios momentos del show a Adrian, pero sólo lo menciono como apunte, porque en ningún momento decepcionó. Es un gran guitarrista, suena a clásico y fue toda una oportunidad ver tan de cerca a una leyenda del rock en tan buen momento.

Lo mejor llega a mitad del concierto, cuando el sonido por fin se soluciona y todo empieza a entenderse. La mezcla cobra sentido y, sin ser el mejor sonido que he escuchado en la Capitol, ahora se puede aprobar. 'Give Me All Your Love' o 'Crying in the Rain' suenan poderosas. El momento relajado con 'Sailing Ships' y la maravillosa 'Burning Heart' de su etapa en solitario me dejaron alucinado. Debería tocar más temas propios, son joyas que no deben caer en el olvido.

Uno de los grandes momentos para mí fue 'Judgement Day'. Como fan de Led Zeppelin, ese tema en directo es una locura, y la interpretación fue soberbia.

De repente, se escucha un grito en la sala:

—¡STILL OF THE NIGHT!


Proviene de un ferviente admirador a mi lado, que seguramente se quedó afónico una semana después. Hasta la banda lo observó desde el escenario.

Y dicho y hecho, ahí suena una impresionante 'Still of the Night', tocada con toda la actitud del mundo. A muchos de nosotros nos transportó a los ochenta. Yo volví a ser aquel crío que compró ese disco en 1987. Miro a un lado y veo al hombre que gritó, llorando, completamente emocionado. Fue entrañable ver a un adulto tan afectado por una canción. Sí, me gusta que la música provoque esos momentos.

Y llega la peor parte del concierto, el final. Se acabó, y nos quedamos —al menos yo— con ganas de más. Una hora y veinte minutos exactos se hacen cortos para repasar una etapa de Whitesnake. Faltaron muchas, lo sabía, pero aun así es poco. Sin embargo nadie protestó, nadie pidió más; parecía que todos sabíamos que, tras ese himno era momento de coger el coche y volver a casa.

En resumen, me encantan este tipo de conciertos. Ahora sería complicado ver a Whitesnake —por suerte los disfruté muchas veces en directo—, pero este tipo de propuestas me gustan. Te transportan a buenos recuerdos y, además, te reencuentran con amigos y conocidos, convirtiendo la noche en algo inolvidable.

Si la gira My Whitesnake Years pasa por tu ciudad y te lo estás pensando... no te la pierdas.

Repertorio: Fool for your loving / Love in vain / Love ain't no stranger / Is this love / Gimme all your love / Drum solo / Judgement day / Adagio / Crying in the rain / Here I go again / Sailing / Burning heart / Still of the night.

SEGUIREMOS GRITANDO: ¡QUÉ NO PARE LA MÚSICA! ¡QUÉ NO PARE LA CULTURA! ¡QUÉ NO PARE ADRIAN VANDENBERG!


Nuestro más sincero agradecimiento a Tony Torres por esta crónica.